Hace un par de años, Oriol Blanes se dio cuenta de que no notaba algunos olores. Le pasaba a veces y se recuperaba, así que lo achacó a las alergias y a las sinusitis que sufría con frecuencia. Pero la cosa fue a peor: «Al cabo de un tiempo ya no notaba nada, ni olores ni gustos, excepto cuando soñaba«. Entonces sí que se asustó. Y es que si dejar de sentir los sabores y olores le cambia la vida a cualquiera, para un cocinero como él supuso un drama. «Al principio me daba vergüenza admitirlo en el trabajo», confiesa Oriol, que ahora tiene 41 años y trabaja como profesor en una escuela de hostelería. «Sientes una frustración muy grande. Te preguntas por qué te ha pasado a ti, pero es una lotería».
Entonces no lo sabía pero la razón por la que dejó de oler y saborear el mundo fue una inflamación crónica reversible en la nariz que se complicó con un resfriado. El diagnóstico lo hizo tiempo después el doctor Josep de Haro, jefe del servicio de Otorrinolaringología en el Badalona Serveis Assistencials (BSA) y uno de los especialistas pioneros en nuestro país en ocuparse de estos trastornos. Pero antes pasó muchos meses de consulta en consulta. «Iba al médico pero me daba un tratamiento para la sinusitis, sprays nasales, ventolín…». Un TAC descartó que sufriera una patología grave: «Me decían que tuviera que paciencia, no encontraban soluciones«.
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