Por: Maria Teresa Morel
La República Dominicana tiene nueve hospitales regionales concebidos para dar respuesta a las necesidades de salud más especializadas de la población, con una cartera de servicios que incluye internamiento e intervenciones diagnósticas y quirúrgicas complejas, y al mismo tiempo, fungen como escuelas para la formación de médicos especialistas.
Estos centros son el Juan Pablo Pina, en el municipio de San Cristóbal que cubre la Regional Valdesia; el Antonio Musa de San Pedro de Macorís para cubrir la región Este; el San Vicente de Paúl de San Francisco de Macorís para el Nordeste; el Luis Morillo King de La Vega para el Cibao Central; el José María Cabral y Báez de Santiago para la región Norcentral y el Luis L. Bogaert en el municipio de Mao para el Cibao Occidental.
Mientras que, el hospital de referencia para la región del Valle es el Alejandro Cabral de San Juan de la Maguana; el Jaime Mota de Barahona para la región Enriquillo y el Luis Eduardo Aybar (antiguo Morgan) en el Distrito Nacional para la región metropolitana, el cual lleva más de cinco años cerrado y sometido a un tortuoso proceso de construcción que busca convertirlo en el más moderno complejo hospitalario del país.
Según la estructura organizativa del sistema sanitario nacional, los centros de tercer nivel están llamados a abordar los problemas de salud que no pueden ser solucionados en las unidades de atención primaria (UNAP), clínicas rurales, dispensarios y consultorios que pertenecen al primer nivel de atención, ni en los hospitales municipales, provinciales y subcentros del segundo nivel.
Una amplia cartera de servicios
La disposición 00024 que crea el Modelo de Red de los Servicios Regionales de Salud, oficializada en el año 2005, establece que los hospitales regionales deben estar preparados para ofrecer más de 20 servicios, entre los que figuran consultas e internamientos de subespecialidades; atención de emergencias y urgencias de alta complejidad; atención al embarazo, parto y puerperio de alto riesgo; cirugías y procedimientos especializados como cateterismo cardiaco, electroencefalograma, electromiografía, prueba de esfuerzo, endoscopias y hemodiálisis, así como estudios diagnósticos especializados como tomografías, resonancia, ecografía, entre otros.
También deben disponer de servicios de banco de sangre y hemoterapia; confirmación diagnóstica y atención a casos de neoplasias o tumores, incluyendo cirugías, tratamientos ionizantes y biopsias; atención en cuidados intensivos de adultos y neonatal; atención en consultas de fisioterapia y rehabilitación; provisión de servicios de farmacia, odontología especializada, entre otros servicios
Según la normativa, las emergencias de estos nueve hospitales deben ser atendidas por profesionales especializados que han de distribuirse por turnos, en guardias presenciales y de llamada y uno de los cuales, fungirá como jefe de la guardia con la obligación de organizar la atención y responsabilizarse por la misma.
Una baja capacidad resolutiva
Sin embargo, la teoría dista mucho de la práctica. En la mayoría de estos hospitales se pueden dar dos realidades: algunos cuentan con los suficientes especialistas pero carecen del instrumental médico necesario, o en el caso opuesto, disponen de un costoso equipamiento que es subutilizado por carencia del recurso humano calificado para operarlo, mientras las guardias recaen casi siempre sobre las espaldas de los médicos residentes.
Por esta y otras razones, su capacidad resolutiva se ve reducida significativamente, afectando la confianza de los pacientes que, en muchos casos, prefieren trasladarse a los hospitales del Gran Santo Domingo y Santiago en busca de solución a sus problemas de salud, y en el peor de los casos, recurrir a los servicios privados de salud con los grandes gastos que ello implica.
El ex director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Nelson Rodríguez Monegro y el presidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), Wilson Roa, coinciden en que los hospitales regionales tienen muy baja capacidad resolutiva.
Rodríguez Monegro, quien dirigió el ente encargado de regir la red hospitalaria pública durante el periodo 2016-2018, afirma que muchos de estos hospitales, como el Juan Pablo Pina, Antonio Musa, Jaime Mota y Luis L. Bogaert, de regionales solo tienen el nombre.
El presidente del CMD va más lejos al calificar como un “almacén de gente viva”, el hospital Pina por la supuesta escasez de médicos, enfermeras y bioanalistas.
“Por ejemplo, el hospital Pina tiene nombrados neurocirujanos pero no tiene un servicio de neurocirugía porque no basta con que esté el recurso humano en cantidad suficiente y competente, sino que tiene que haber un servicio donde esté el instrumental, los medios diagnósticos, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), porque la mayoría de pacientes que salen de una cirugía cerebral va a una UCI, entonces si usted no tiene eso, no tiene los intensivistas, pues evidentemente, hay neurocirujano pero no un servicio”, advierte el ex director del SNS.
Lo mismo ocurre con hospitales que tienen tres y hasta cinco ortopedistas nombrados pero no tienen el material de osteosíntesis, como clavos o tornillos, o los que tienen cardiólogos pero no tienen electrocardiograma ni ecocardiograma para hacer un diagnóstico certero.
“La mayoría de los hospitales regionales y provinciales carecen de la capacidad resolutiva para lo cual ellos están llamados y es una cuestión que amerita inversión, recursos humanos y que tengan los medios diagnósticos y medicamentos necesarios para atender los pacientes”, subraya Rodríguez Monegro.
Un sistema de salud politizado
Según el galeno, a pesar de que desde hace más de una década el país tiene su modelo de atención definido y reglamentado, el cual incluye la estrategia de atención primaria y las redes integradas de servicios de salud que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha faltado la voluntad política para implementarlo.
“Eso no se pone en ejecución porque a pesar de que ese modelo prioriza la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, las grandes inversiones se siguen haciendo en hospitales y está dirigida a mejorar infraestructura y algún tipo de tecnología, pero el sistema carece de una política de recursos humanos, y sobre todo, sigue lo que se llama la politización del sector salud”, dijo el ex funcionario, quien renunció del cargo agobiado por el clientelismo, la politiquería y el tráfico de influencias que, según asegura, impide las reformas que demanda el sector salud.
Argumenta que desde hace mucho tiempo los principales gerentes en el nivel superior, mandos medios y directores de hospitales son nombrados por su afiliación política al partido de gobierno, obviando su competencia para el puesto.
Asegura que en su gestión se hizo un importante esfuerzo para que los médicos, directores y administradores de hospitales entraran al sistema a través de concursos de oposición pero que la práctica se ha descontinuado y muchos de los profesionales que entraron por concurso fueron removidos sin hacerle una evaluación de desempeño.
“Ahí es donde está el problema, porque en todos los sitios influyen más las decisiones de tipo político que las decisiones desde el punto de vista técnico, entonces con baja inversión en salud, una inversión no racional hacia donde debe ir, y además de eso, con elementos no competentes en la gerencia de esos servicios, evidentemente que la posibilidad de tener un sistema público de calidad se aleja a pesar de esa gran inversión que se ha hecho en hospitales y centros diagnósticos”, subraya.
Incumplimiento de horarios
Otro factor que acentúa la problemática es el incumplimiento de los horarios, ya que según Rodríguez Monegro, la mayoría de especialistas se limitan a una labor de apenas dos horas.
“Hay que entender que nosotros tenemos que mejorar la capacidad resolutiva pero no es posible hacerlo con la ausencia del médico especialista, y yo lo reitero, tenemos que evolucionar para que el médico especialista dure ocho horas en el hospital, pero hay que pagarle lo que cuesta eso, es decir, no es con un salario de hambre”, advierte.
Asegura que en los hospitales que tienen formación de residencias médicas la atención de las emergencias recae sobre los estudiantes y “con residentes usted no puede tener una atención de calidad si el médico que se ha formado no está el tiempo que debe estar, que no han vuelto a hacer una guardia ni siquiera de llamada. Incluso, esa es una cuestión importante que debe tomarse en cuenta, que el médico sea contratado en su jornada laboral de 8 horas y que las guardias se contraten de manera independiente porque el médico no hace guardias después que tiene el conocimiento. De lo contrario, ni soñar con atención de calidad. Tendremos elefantes blancos ahí, fabulosa infraestructura, con aire acondicionado, con tecnología de punta pero con déficit de recurso humano que lo va a operar, que en muchos casos ni siquiera saben operar esa tecnología que se está instalando”.
A su modo de ver, las actuales autoridades han cambiado la estabilidad laboral “por el dejar hacer y dejar pasar” de un gremio que, asegura, se ha constituido en un ente de obstáculo para el desarrollo de la atención de calidad en el país, tratando de preservar cuestiones inadmisibles en otras sociedades. “Ellos (los médicos) no están haciendo huelga y quizás haya unas relaciones armónicas entre el SNS, el Ministerio de Salud y el Colegio Médico Dominicano, en base al dejar hacer y dejar pasar, y el afectado en estas circunstancias es el triste paciente que cuando necesita el recurso humano no está”.
Suficiente infraestructura pero baja calidad de la atención
El presidente del CMD, Wilson Roa, asegura que pese a ser el segundo país de Latinoamericana con mejor capacidad de infraestructura de salud instalada, las UNAP y los hospitales municipales, provinciales y regionales no están en capacidad de ofrecer un servicio adecuado a la población.
Gobierno reconstruye los 9 hospitales regionales
El director del SNS, Chanel Rosa Chupany, afirmó que los hospitales regionales están siendo sometidos a un proceso de reconstrucción que incluye el nombramiento de personal y dotación de equipamiento. De esos, tres ya fueron concluidos como son el Luis L. Bogaert, el Alejandro Cabral y el Luis Morillo King. Dijo que los próximos a reinaugurar son el Pina de San Cristóbal y el Jaime Mota de Barahona, el cual se comenzará a equipar en los próximos días en las áreas de quirófano y la Unidad de Cuidados Intensivos que aportará quince camas nuevas. “Esto va a permitir disminuir bastante los traslados desde el Sur hacia Santo Domingo. Igual se han nombrado neonatólogos, y personal del área de ginecología y obstetricia por el tema de la mortalidad neonatal en esa área. De hecho, este año la región que mayor descenso ha tenido en la mortalidad neonatal del país ha sido esta”. Recordó que la construcción del hospital San Vicente de Paúl se inició hace unos meses, luego que la OISOE determinara que no tenía condiciones para una reconstrucción parcial.
Conexión con los centros diagnósticos y UNAP
Rosa Chupany, adelantó que los hospitales regionales están incluidos en una estrategia que próximamente habrá de implementar el SNS, denominada Pro-Hospital, que incluye el reforzamiento de 15 áreas específicas que van desde seguridad hospitalaria, equipamiento, dotación de personal, disposición de desechos sólidos, atención al usuario y calidad clínica y de gestión, a fin de que tengan la capacidad suficiente para atender la demanda que reciben.
Sostuvo que lo que sigue es conectar estos hospitales con la red de 50 centros diagnósticos que están en construcción, de los que ya se han entregado 38, a fin de controlar la demanda y evitar que sigan llegando casos que pueden ser solucionados en un primer nivel de atención. “El tema pendiente es que la gente sigue yendo a los niveles súper especializados aunque no requieran esa atención que puede darse en un hospital municipal. Por ejemplo, de Paraíso la gente se va a Barahona y aquí en la capital, el Robert Reid Cabral sigue recibiendo casos por diarrea porque es un tema cultural, de orientación a la ciudadanía”.
Fuente: El Caribe