A día de hoy no existe una prueba de detección precoz o screening del cáncer de próstata. Si bien es cierto que el PSA -análisis del antígeno prostático específico- es un parámetro sanguíneo que puede dar alguna pista, no es la mejor prueba para ello, y son muchas las sociedades médicas que rechazan su uso como método de detección de este tipo de tumor.
Por ello, la búsqueda de una prueba más especializada está en la mente de varios grupos de investigadores, y ese es el plan del nuevo ensayo clínico que se llevará a cabo en Reino Unido. Tendrá un coste de más de 5 millones de libras y su objetivo será demostrar que las imágenes de una resonancia magnética (IRM) podrían servir realmente como forma de detección precoz del cáncer de próstata.
Sin embargo, y aunque las nuevas guías clínicas de Reino Unido han cambiado para abogar por el uso de la resonancia magnética como primera prueba para detectar este carcinoma, no son pocos los expertos que están criticando este gran y económicamente costoso ensayo clínico.
Si bien es cierto que con la resonancia magnética la exploración tan solo conllevará 10 minutos en comparación con el proceso actual, no le faltan detractores. Se sabe que el cáncer de próstata tarda algunos años en empezar a producir síntomas, y su detección suele implicar un tacto rectal, ecografías, biopsias (tomas de muestras directamente desde la próstata), y en ocasiones el uso de la mencionada IRM.
El PSA sanguíneo también suele entrar en juego, pero por el momento tan solo se usa como parámetro de seguimiento en España cuando el tumor ya ha sido detectado mediante otras pruebas. De hecho, en Reino Unido se sabe que hasta el 75% de los casos con PSA elevado no se deben a un tumor agresivo, y hasta el 15% de los cánceres de próstata poseen unos niveles de PSA dentro de la normalidad.
El «problema» del nuevo ensayo clínico, además del coste, es que busca llevar a cabo una detección en personas completamente asintomáticas. Es decir, el objetivo es diagnosticar el cáncer con años de antelación y actuar en consecuencia. Sin embargo, hoy en día existen muchos casos de cáncer de próstata que jamás llegan a causar síntomas ni dolencia alguna.
El plan del nuevo ensayo clínico, que se iniciará en agosto de 2019, es estudiar a 1.000 hombres de entre 55 y 75 años sin síntomas, con el objetivo de poder realizarles una resonancia magnética a al menos 450 de ellos. Se estima que cada una de las resonancias magnéticas costará unas 150 libras (casi 170€ al cambio actual), y que podrá evitar la incómoda exploración que incluye el tacto rectal y las biopsias.
Igualmente, se estima que alrededor del 90% de los voluntarios estudiados recibirán buenas noticias, y no se les detectará tumor alguno, mientras que otros requerirán tratamiento o al menos un seguimiento posterior.
Si bien es cierto que algunos expertos tienen esperanzas en el uso de esta prueba no invasiva como forma de detección precoz, como es el caso de Karen Stalbow, jefa de política, conocimiento e impacto del Prostate Cancer UK, otros no son tan optimistas al respecto: la fiabilidad de la resonancia magnética aún no está completamente establecida en la población general, dado que hasta el momento no era la primera prueba de elección. Stalbow sostiene, según declaraciones al medio anglosajón The Guardian, que si el ensayo clínico tiene éxito podría usarse esta prueba de forma generalizada en Reino Unido en pocos años.
Por su parte Ros Eeles, profesor de genética del cáncer de próstata en el Instituto de Investigación del Cáncer de Londres es uno de los detractores al respecto. Según su experiencia, la resonancia magnética es importante en este tipo de tumoración como forma de evaluación general y seguimiento, pero no tiene claro su uso como método para detectarlo de forma precoz. Actualmente, recuerda, se está estudiando la predisposición genética de los hombres para un cáncer de próstata agresivo de forma conjunta al uso de la IRM, y de momento da confianza usar solo la resonancia para esta evaluación.
Por tanto, si bien el nuevo ensayo clínico puede arrojar algo de luz al respecto de este tumor agresivo, no está claro que finalmente pueda usarse una prueba de IRM como forma de detección precoz como suele hacerse con las mamografías y el cáncer de mama. De hecho, múltiples trabajos recientes están empezando a sugerir que dichas mamografías no ayudan a reducir la mortalidad, algo que las haría inútiles como método de detección precoz.