Observar en los hospitales del país jóvenes y adolescentes con embarazos a destiempo es una escena deprimente y preocupante. Un reportaje de la colega María Teresa Morel para un diario matutino resalta que el año pasado se registró un total de 9,553 nacimientos, de los cuales 3,010 son hijos de adolescentes.
La penosa y preocupante situación no solo expone a la pobreza, sino que sitúa estas adolescentes en los bordes de la exclusión social y desigualdad en la educación y áreas laborales.
El estudio refleja incidencia de embarazo entre las edades de 15 a 18 años, aunque el rango de estas edades ha descendido a los 13 y 14 años.
Detener el alto porcentaje de embarazo a destiempo es una tarea no solo de las autoridades de salud, sino de los demás organismos del Estado que tienen relación con el desarrollo de la juventud en el país.
También hay un alto nivel de compromiso de los padres, las Ongs, iglesias ya que son entidades que involucran jóvenes en sus actividades.
Para nadie es un secreto que instituciones como Profamilia, Despacho de la Primera Dama y otras entidades han desarrollado campañas para prevenir el embarazo precoz peroesto no ha sido sufieciente para bajar esos índices.
Pongamos todos nuestro granito de arena y en conjunto realizar una campaña en todos los niveles que ayude a prevenir y bajar los altos índice de este mal que día a día hace más daño a la sociedad.