Un nuevo estudio de Mayo Clinic constató que la gente socialmente aislada tiene más probabilidad de presentar signos de que sea biológicamente más vieja que su verdadera edad y más probabilidad de morir por una variedad de causas. La investigación publicada por el Journal of the American College of Cardiology: Advances indica que los vínculos sociales juegan un papel importante en la salud física en general y en la longevidad, y deben tenerse en cuenta como una parte necesaria de las determinantes sociales de la salud.
En los últimos años se ha constatado que las buenas relaciones sociales aportan beneficios para mantener la salud en niveles adecuados. Las buenas amistades nos ayudan a vivir más y mejor.
Entre los beneficios asociados a las relaciones sociales destacan:
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Reducen el nivel de estrés: Preocuparse por otros, cuidar de los demás y sentirse parte de un grupo libera hormonas que participan en la reducción del estrés.
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Generan bienestar y felicidad: Disfrutar de las relaciones sociales nos hace más felices y aumenta nuestro bienestar físico y psíquico.
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Disminuyen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
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Previenen la aparición de obesidad y sobrepeso: Es más fácil practicar deporte, bailar, caminar o jugar en compañía, pues aumenta la motivación personal.
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Retrasan el envejecimiento cerebral: Pensar en que vas a salir, te tienes que arreglar un poco, has quedado para comer, tienes que elegir el restaurante, quieres ir al cine o lo que sea que tienes que organizar implica una importante activación a nivel cerebral.
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Facilita la resolución de problemas: Hablar con otras personas ayuda a mejorar la capacidad intelectual y el pensamiento, actuando de manera más resolutiva cuando nos enfrentamos a los dilemas.
Para investigar el papel del contacto social en el envejecimiento biológico, los investigadores compararon el Índice de Redes Sociales con el electrocardiograma con IA (IA-ECG) – diferencias previstas en las edades de los más de 280 mil adultos que recibieron atención ambulatoria entre junio de 2019 y marzo de 2022. Los participantes seleccionados rellenaron un cuestionario sobre los determinantes sociales de la salud y tenían registros del IA-ECG, independiente del estudio, archivados en el plazo de un año.
Se utilizó un modelo de IA-ECG desarrollado en Mayo Clinic para determinar la edad biológica que luego se comparó con la edad cronológica. Una investigación anterior reveló que la determinación de la edad realizada por el IA-ECG representa la edad biológica del corazón. Una diferencia de edad positiva indica un envejecimiento biológico acelerado, mientras que un valor negativo sugiere un envejecimiento biológico más lento.
Los investigadores evaluaron el aislamiento social utilizando el Índice de Redes Sociales que realiza seis preguntas distintas de opción múltiple relacionadas con estas áreas de interacción social:
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Pertenecer a cualquier club u organización social.
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Frecuencia en la participación en actividades sociales por año.
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Frecuencia de conversaciones telefónicas con familiares y amigos por semana.
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Asistencia a la iglesia o servicios religiosos por año.
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Frecuencia de reuniones con amigos o familiares en persona por semana.
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Estado civil o vivir con una pareja.
Cada respuesta recibió una puntuación de 0 o 1, y la puntuación total varió de 0 a 4, lo que representa diferentes grados de aislamiento social.
Los participantes con una puntuación más alta en el Índice de Redes Sociales — lo que indica una mejor vida social — presentaron una diferencia de edad más baja en el IA-ECG, algo que se mantuvo presente en todos los grupos de género y edad. El estado de la red social influyó significativamente en el riesgo de mortalidad. Durante el período de seguimiento de dos años, aproximadamente el 5% de los participantes fallecieron. Aquellos que tenían bajos puntajes, menores o iguales a 1, en el Índice de Redes Sociales ,tenían un mayor riesgo de muerte en comparación a otros grupos.
Mientras los participantes eran 86,3% blancos no hispanos, los datos del estudio apuntaron a las disparidades de salud existentes. Los participantes no blancos mostraron diferencias de edad promedio más altas que sus compañeros blancos, especialmente aquellos con puntajes más bajos en el Índice de Redes Sociales.
«Este estudio subraya la interacción crítica entre el aislamiento social, la salud y el envejecimiento», dice el Dr. Amir Lerman, cardiólogo de Mayo Clinic y autor principal del artículo. «El aislamiento social asociado a las condiciones demográficas y médicas parece ser un factor de riesgo significativo para el envejecimiento acelerado. Sin embargo, sabemos que la gente puede cambiar su comportamiento: tener más interacción social, hacer ejercicio con regularidad, llevar una dieta saludable, dejar de fumar, dormir adecuadamente etc. Hacer y mantener estos cambios puede ser de gran ayuda para incrementar la salud en general.»