En la decada de los 60, después de la muerte de Trujillo, las fuerzas democráticas y progresistas del país, impulsaron la apertura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, por lo cual, una pleya de jóvenes de diferentes lugares y estractos sociales del país tuvieron la oportunidad ingresar a las diversas carreras que se ofertaban, como la de doctor en médicina.
A finales de esa misma década emergieron las residencias médicas en los hospitales públicos del pais, los médicos que salían de la universidad podían optar por las plazas que estaban disponibles y así, completar sus estudios de especialización.
Conjuntamente con ese proceso en los años 70 y 80, comenzó a tomar fuerza el gremialismo médico en la República Dominicana, con el cual, se logró la consolidación y fortalecimiento de las residencias médicas, se establecieron concursos cada años, legitimados por el gremio de los medicos, bajo la Ley 6097.
Desde su creación, las residencias médicas han sido la semilla que ha germinado para producir médicos especialistas con mentalidad critica y capacidad resolutiva en el país, contribuyendo eso a la mejoraría de la calidad de atención de la salud de la población dominicana.
Por lo que hemos dicho antes, las plazas de las residencias médicas son una conquistas de los médicos y de su gremio, por eso cualquier cambio debe contar con el debido consenso y aprobación del mismo, no debemos permitir que se haga de manera unilateral.
Saludamos la desición del Colegio médico de alzar su voz y los instamos a defender las residencias médicas a capa y espada y si fuera necesario hacer hasta lo imposible para que los médicos dominicanos no tengan que salir a pasar penurias a tierras extrangeras a hacer su especialización.
Las residencias médicas son una de las principales conquistas de los médicos de la República Dominicana.