El método había sido utilizado en 2016 en México, pero en ese caso el objetivo fue evitar la transmisión de una enfermedad hereditaria maternal.
En esta ocasión, fue una mujer griega de 32 años, que no había conseguido ser madre a pesar de varias fecundacionnes in vitro, la que se prestó a la experimentación para dar a luz un bebé de sexo masculino de 2,960 kilos, precisó el centro griego Institute of Live (IVF) en un comunicado.
Mediante esta técnica de concepción asistida el equipo grecoespañol, dirigido por el embriologista griego Panagiotis Psathas con la ayuda del científico español Nuño Costa Borges, transfirió el material genético que contiene los cromosomas de la madre al óvulo de una donante, «vaciado» a su vez de su material genético original.
Una vez conseguida esa transferencia al óvulo «portador», éste fue fecundado in vitro con el esperma del padre y el embrión implantado en el útero de la madre.
«Hoy en día, por primera vez en el mundo, el derecho inalienable de una mujer a convertirse en madre con su propio material genético se convirtió en una realidad», se congratuló el doctor Psathas, presidente del IVF en ese comunicado.
«Como científicos griegos estamos muy orgullosos de anunciar una innovación internacional en la procreación asistida», añadió.
«A partir de ahora es posible para mujeres que han sufrido múltiples fracasos de fecundación in vitro y que sufren de enfermedades genéticas mitocondriales raras, tener un niño».
El doctor Costa Borges, cofundador del centro Embryotools en España, saludó por su parte «este resultado excepcional que permitirá a innumerables mujeres realizar su sueño de convertirse en madres con su propio material genético», según su comunicado.
Esta técnica conocida como transferencia de huso materno (MST, Maternal Spindle Transfer, en inglés) ya permitió, en abril de 2016, que una mujer que sufría del síndrome de Leigh, un problema metabólico hereditario raro, pudiera ser madre de nuevo de un hijo sin esa tara genética. Esa mujer había dado a luz en dos ocasiones, pero los niños no sobrevivieron a ese síndrome de Leigh que les había transmitido la madre.
Utilizar ese método para tratar la infertilidad plantea sin embargo cuestiones éticas.
Tim Child, profesor y director médico de la universidad de Oxford, se manifestó «preocupado».
«Los riesgos de esa técnica no son conocidos totalmente. Aunque es considerado aceptable para tratar una enfermedad mitocondrial, no lo es en esta situación», detalló en un comunicado.