Según la Sociedad Española de Reumatología (SER), “el reumatólogo es el especialista médico que diagnostica y trata las enfermedades del aparato locomotor y es el primer especialista que ha de valorar, diagnosticar y tratar dichas enfermedades, mientras que el traumatólogo o cirujano ortopeda es un especialista cuyo campo de actuación se ciñe al tratamiento quirúrgico u ortopédico de las enfermedades de los huesos, tendones o articulaciones, ya sean de causa traumática (golpes, esguinces) o congénita, o bien para intervenir quirúrgicamente las secuelas que el tratamiento médico no logró evitar en las enfermedades reumáticas”.
Cuando un paciente sufre de algún dolor o afectación articular, es común la confusión si debe valorarlo el reumatólogo o un ortopeda. Aunque los ortopedas y reumatólogos ambos tratan las alteraciones de las articulaciones, músculos y huesos, los reumatólogos tienen un enfoque en los desórdenes que pueden tratarse medicamente, mientras que los ortopedas se especializan en los tratamientos quirúrgicos. No es raro que ambos (ortopeda y reumatólogo) trabajen en conjunto para poder ofrecer el más completo manejo en los pacientes que lo ameritan.
Ante un dolor articular debilitante, típicamente, al menos que exista un antecedente de trauma que requiera intervención quirúrgica, es recomendable la evaluación por un reumatólogo primero. De esta forma, el reumatólogo puede ofrecer una variedad de opciones de tratamientos no quirúrgicos, lo cuales pueden mejorar o eliminar los síntomas; además de investigar la posible presencia de artritis inflamatoria sistémica, que requiere un manejo oportuno a tiempo.
Cuando visitar o remitir a un reumatólogo? Algunas situaciones a tomar en cuenta:
-Dolor de múltiples articulaciones
-Inflamación de alguna articulación
-Dolor que no está asociado a algún trauma
-Mialgias y/o artralgias acompañados de fiebre, fatiga, erupción o rash en la piel, rigidez articular en las mañanas.
-Mialgias o debilidad muscular persistente con o sin otros síntomas.
-Si tiene síntomas inespecíficos persistentes, tales como: fiebre, sudoraciones, pérdida de peso, debilidad muscular, lesiones en la piel, salida abundante del pelo, ulceras en la boca o en los genitales, endurecimiento de la piel, fenómeno de Raynaud.
Por:Dra. Diana Rozón
Reumatología e inmunología clínica/Medicina Interna
HEMMI (Hospital de Especialidades Médicas Materno Infantil Dr. Paulino Reyes)
dradianarozon@gmail.com