Se conoce como sangrado uterino anormal (SUA) cualquier cambio en el ciclo menstrual, ya sea en cantidad, regularidad, frecuencia o duración.
Está considerado como una de las causas más comunes de consultas ginecológicas en cualquier edad de la mujer.
Este se considera fuera de la normalidad cuando es un intermenstrual, no relacionado al ciclo, sangrado excesivo o prolongado, en el que no es posible encontrar una causa orgánica, genital o extragenital.
Las doctoras Mischelenin González y Scarlet Pelegrín, ginecólogas de los Centros de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat), señalan que el sangrado uterino anormal se debe a un estímulo estrogénico continuo que produce un endometrio hiperplásico, que consiste en el crecimiento excesivo del mismo (capa mucosa que recubre el útero por dentro).
Ciclos anovulatorios
Ambas especialistas destacan que esta condición se asocia, generalmente, con ciclos anovulatorios y se descarta en las mujeres en estado de gestación y que puede observarse durante las dos fases de la vida reproductiva de la mujer: la pubertad y el climaterio (menopausia).
Advierten que los episodios de sangrado abundante, el cual es de suficiente cantidad como para requerir intervención, pueden generar una pérdida sanguínea importante.
Al hablar sobre el diagnóstico de esta afección, las ginecólogas establecen que para una valoración certera es primordial tener en cuenta la exclusión de otras patologías que sean causantes del sangrado anormal.
Línea de tratamiento
González y Pelegrín concuerdan que antes de aplicar un tratamiento a esta condición, se deben tomar en cuenta algunos factores, tales como: la edad de la paciente, paridad o posibles problemas de infertilidad.
“También se debe realizar una buena historia clínica, que debe incluir examen físico, estudios de imágenes (sonografía) y exámenes de laboratorio (perfiles hormonales), con el fin de poder determinar el tratamiento indicado según la paciente”, dicen.
Entre los tratamientos farmacológicos para controlar el sangrado, las doctoras dicen que es posible utilizar o no hormonas, pero especifican que en mujeres jóvenes tienen menos efectos secundarios.
Estos son: medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y ácido tranexámico.
Destacan otras opciones de tratamientos médicos, como estrógenos, progestágenos y análogos de la hormona liberadora de gonadotrofinas.
Señalan, además, otros tratamientos, como la implementación del dispositivo intrauterino (DIU) con hormonas.
Las píldoras anticonceptivas contienen hormonas que pueden detener el engrosamiento excesivo del revestimiento del útero, lo que permite regularizar el ciclo menstrual y por ende la hemorragia.
Sobre las alternativas quirúrgicas menos invasivas disponibles, ambas doctoras especificaron que se cuenta con la ablación endometrial, también destacan la histeroscopía.
Otro tratamiento quirúrgico más radical es la histerectomía, que consiste en la extirpación del útero y se tienen diferentes vías de abordaje abdominal.
Dijeron que si el SUA es causado por razones hormonales, este no podrá ser impedido. Pero si los cambios hormonales son a causa de sobrepeso, la disminución de este tiende a ayudar a regularizar las hormonas, por lo que mantener un peso saludable puede ayudar a prevenir el sangrado uterino anormal.
Se evalúa la exclusión de otras patologías
Manejo. Al hablar sobre el diagnóstico de esta afección, las ginecólogas establecen que para una valoración certera es primordial tener en cuenta la exclusión de otras patologías que sean causantes del sangrado anormal.
Aseguran que el manejo de esta condición no solo depende del ginecólogo, debido a que se puede tener involucrados otros especialistas, como endocrinólogos y radiólogos, entre otros.
Explicaron que también es importante tomar en cuenta entre los exámenes de laboratorio los valores reportados por el hemograma, descartar prueba de embarazo, determinar los niveles hormonales de estrógenos, progesterona, Hormona Estimulante del Folículo (FSH) y la Hormona Luteinizante (LH).
Como recurso de imagen, resultan de gran utilidad la sonografía pélvica, la cual permite detectar si hay crecimiento del útero y si la línea endometrial se encuentra engrosada, además, es posible detectar la presencia de patologías endometriales como pólipos, fibromas y engrosamiento endometrial que puede ser consecuencia de trastornos no cancerosos.
Fuente: El Día