Cuando hablamos de estos aparatos, la actualidad se suele centrar en el consumo energético que suponen, pero rara vez en el diferente efecto que pueden tener en nuestra salud. Puestos a elegir: ¿cuál de las dos dormas de refrigeración tiene peores consecuencias para nuestro organismo?
«Se ha demostrado que el empleo del aire acondicionado tiene peores efectos sobre nuestra salud, sobre todo si lo empleamos a temperaturas muy bajas, ya que al respirar aire frío y poco húmedo las vías respiratorias se irritan», responde a EL ESPAÑOL Laura Álvarez Santín, neumóloga de los hospitales universitarios HM Montepríncipe, HM Sanchinarro y HM Torrelodones.
«Las mucosas se inflaman y aumenta el riesgo de infecciones. Además empeoran los síntomas de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc)», añade la especialista.
Además, según Álvarez Santín, «si el mantenimiento de los filtros es el adecuado, el aire que sale es limpio, pero si no se realiza, se favorece la propagación de bacterias y virus, y la dispersión del polvo del ambiente, aumentando así el riesgo de padecer enfermedades respiratorias. Es importante cambiar los filtros del aire acondicionado una vez al año, tanto los del domicilio como los de los coches», apostilla.
Por otro lado, a pesar de que afectaría menos a nuestra salud, el ventilador también tiene sus hándicaps: «Su uso se ha asociado principalmente a la posibilidad de sufrir sequedad de piel, mucosas y ojos; también irritación de ojos y rinitis». Igualmente indica que al estar en movimiento el aire de la estancia, «favorece el movimiento de bacterias y virus y aumenta el riesgo de transmisión de infecciones respiratorias».
Además, la especialista cuenta que «si la estancia está muy sucia y nos encontramos con niveles altos de polvo, este se dispersa y puede ocasionar síntomas, principalmente en personas predispuestas como los asmáticos».
Cabe destacar que, mientras el aire acondicionado sí baja la temperatura de las estancias, los ventiladores refrescan y reducen la sensación térmica, pero no los grados. Además, la efectividad del aparato de aspas disminuye si la temperatura supera los 30 grados.
Precauciones con estos aparatos
La neumóloga enumera varias precauciones que se deben tener con ambos dispositivos. La primera de ellas: «Hay que realizar un uso prudente de estos aparatos, principalmente del aire acondicionado».
Igualmente, es importante que el aire «no llegue de forma directa a las personas». Asimismo, independientemente del dispositivo que se emplee, Álvarez explica que se deben ventilar las habitaciones para evitar la concentración de gérmenes.
En el caso concreto del aire acondicionado, la especialista recomienda regular la temperatura entre los 22 y los 26 grados centígrados, y no bajar de 22. Además, señala la importancia de no usarlo para dormir. «Lo ideal es ponerlo antes de ir a la cama». Una buena hidratación evitaría además la sequedad de mucosas.
Pero si el calor es muy alto y queremos dormir toda la noche con alguno de estos aparatos, el neumólogo estadounidense Len Horovitz explica en Live Science que es más recomendable el ventilador. Eso sí, aconseja colocarlo lo más alejado posible de nuestro cuerpo a una velocidad moderada. Recuerda también que reseca las mucosas igualmente, y si el aire está sucio, lo esparcirá todavía más por la habitación.
Minimizar el uso del aire acondicionado
Por su parte, la ONG WWF recomienda minimizar el uso del aire acondicionado utilizando elementos de protección solar exteriores, como persianas y toldos, e interiores, como cortinas de colores claros.
Respecto al exterior de los edificios, la organización ecologista recomienda pintarlos en tonalidades claras y poner plantas en las terrazas, ya que regulan la temperatura ambiental.
Además WWF señala que «el uso del aire acondicionado se puede sustituir por el uso de ventiladores de techo que, además de enfriar solo con la circulación de una corriente de aire y no contribuir a la creación del fenómeno de la isla de calor (acumulación de calor en las ciudades que se genera por las diversas construcciones con materiales que absorben y retienen el calor tras horas de insolación), consumen una cantidad de energía mucho menor y por tanto su índice de calentamiento global es menor que el de los aires acondicionados».