EFE SALUD-Profesiones como cocinero, pintor y otros oficios con exposición frecuente a humos o sustancias químicas podrían aumentar el riesgo de desarrollar una mutación genética específica relacionada con el cáncer de pulmón, según advierte un nuevo estudio del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP), recogido por EFE Salud.
La investigación, publicada en la revista científica CHEST, aporta nuevas evidencias sobre cómo el historial laboral de los pacientes puede influir en las alteraciones genéticas observadas en el cáncer de pulmón no microcítico (CPNM), el subtipo más frecuente. En particular, se identificó una mayor prevalencia de mutaciones en el gen KRAS, una de las alteraciones genéticas más comunes en este tipo de tumores, entre quienes trabajan en entornos con exposición a carcinógenos.
El estudio forma parte del proyecto nacional ATLAS, impulsado por el GECP, que analiza el perfil molecular de tumores torácicos en pacientes españoles. Para este análisis específico, se estudiaron 302 casos de cáncer de pulmón metastásico sin alteraciones en los genes EGFR ni ALK. De ellos, el 34,1 % presentaba mutaciones en KRAS.
Las tasas fueron significativamente más altas en ciertos grupos profesionales: el 70 % de los cocineros y el 66,7 % de los pintores incluidos en el estudio presentaron mutaciones en KRAS. También se observó una alta incidencia entre trabajadores de servicios personales (66,7 %) y de la construcción (58,8 %). En cambio, entre trabajadores del sector informático y oficinistas, las mutaciones fueron mucho menos frecuentes (0 % y 19,7 %, respectivamente).
El equipo investigador también analizó las variantes específicas de la mutación. La KRAS G12C, asociada habitualmente al consumo de tabaco, fue más común en trabajadores de servicios personales (33,3 %), incluso en aquellos que no eran grandes fumadores. La variante G12A apareció con mayor frecuencia entre pintores (22,2 %), lo que sugiere un papel importante de la exposición a disolventes, pinturas o compuestos metálicos en la aparición de esta alteración.
Para Atocha Romero, directora del Laboratorio de Biopsia Líquida del Hospital Universitario Puerta de Hierro y miembro del GECP, “estos datos demuestran que el lugar de trabajo podría dejar una firma genética en los tumores. Debemos empezar a integrar la historia laboral en la evaluación del riesgo y en el abordaje terapéutico del cáncer de pulmón”.
Por su parte, el doctor Roberto Serna, autor principal del estudio, destaca que estos hallazgos abren la puerta a investigar si compuestos presentes en los vapores de cocina o en productos químicos de uso industrial pueden actuar como mutágenos selectivos.
Desde el GECP se subraya la necesidad de establecer programas de vigilancia molecular dirigidos a colectivos profesionales con exposición a sustancias potencialmente cancerígenas. Esta información también podría ser clave para diseñar estrategias de cribado precoz y prevención personalizada en función del riesgo laboral.