MADRID.- Es falso que la vacunación anticovid haya disparado los abortos espontáneos en el Reino Unido, como aseguran publicaciones en redes sociales que tergiversan los datos del programa donde los ciudadanos notifican todo tipo de síntomas o sucesos clínicos posteriores a una vacunación.
En los últimos días circulan en Facebook y Twitter publicaciones en las que se afirma que «las polémicas vacunas» contra la covid-19 «han aumentado los abortos en un 2.000 por cien en 14 semanas» en el Reino Unido.
Junto a este mensaje, un enlace conduce al texto de una web con ese mismo titular, fechado el pasado 26 de mayo, donde se justifica la afirmación con el resultado de los «informes semanales sobre los efectos adversos de las vacunas» que «ha estado publicando» el Gobierno británico de Boris Johnson.
Tras destacar que el primer informe recogía datos entre el 9 de diciembre de 2020 y el 24 de enero mientras que el último disponible abarcaba hasta el 5 de mayo, con una diferencia de «14 semanas entre uno y otro», el texto de esta web precisa que «en el caso de la vacuna de Pfizer/BioNTech los registros oficiales muestran 66 abortos espontáneos» y en el de AstraZeneca 50.
El porcentaje de aumento entre uno y otro informe se situaría en un 1.700 por cien en el caso de Pfizer y en un 2.500 por cien en el de AstraZeneca, según este texto.
DATOS: Lo cierto es que los porcentajes de aumento corresponden a abortos espontáneos comunicados por los ciudadanos a través de un sistema de notificaciones que no prueba su relación con las vacunas. De hecho, las autoridades sanitarias británicas no han encontrado ningún patrón que sugiera riesgos elevados de sufrir estas interrupciones del embarazo como consecuencia de la vacunación.
Las cifras de abortos espontáneos que destaca la página viralizada, cuyo texto procede a su vez de otra web, se corresponden con datos recopilados por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA, por sus siglas en ingles) a través de su programa «Yellow Card» (tarjeta amarilla) para la notificación de sospechas de reacciones adversas.
Este sistema permite a cualquier persona comunicar a través de internet sospechas de posibles efectos secundarios de una vacuna, aun cuando no esté segura de si ha sido causada realmente por el fármaco o no, y sirve para detectar eventuales reacciones adversas nuevas que puedan requerir una acción reguladora.
Es importante tener en cuenta que comunicar un síntoma o suceso clínico a través de la Yellow Card no significa que haya sido necesariamente causado por la vacuna. De hecho, «muchas reacciones adversas sospechosas notificadas» por esta vía no tienen «ninguna relación con la vacuna» y «a menudo, es una coincidencia que ambas ocurrieran aproximadamente al mismo tiempo», según advierte la MHRA.
LAS REACCIONES ADVERSAS SOSPECHOSAS NO PRUEBAN EFECTOS SECUNDARIOS
La agencia británica reguladora de los medicamentos advierte por tanto de que las «reacciones adversas sospechosas» no se deben interpretar «como efectos secundarios probados de las vacunas contra la covid-19», ya que pueden deberse a otras causas, como «a una enfermedad subyacente o no diagnosticada».
Con todas esas precisiones, se puede acceder a los informes de sospechas sobre posibles reacciones adversas de las distintas vacunas anticovid que publica en su web el Gobierno británico y se actualizan semanalmente.
Así, se puede comprobar que el dato de 66 abortos espontáneos o involuntarios se corresponde, efectivamente, con el informe de la vacuna de Pfizer publicado el 6 de mayo con datos actualizados hasta la víspera, mientras que el de 50 interrupciones espontáneas del embarazo coincide con las estadísticas de vacunadas con AstraZeneca conocidas ese día.