Estos ejercicios, repetidos en el tiempo, mejoran la capacidad de los algoritmos para diferenciar los patrones de activación neuronal que tipifican diferentes caracteres, hasta lograr que la interpretación de una letra «imaginada» por T5 apareciera en la pantalla al cabo de medio segundo, aproximadamente.

En otras sesiones posteriores, pidieron al sujeto que copiara frases desconocidas para los algoritmos y fue capaz de generar 90 caracteres, unas 18 palabras, por minuto.

Más adelante, T5 tuvo que dar respuestas a preguntas abiertas, las cuales, recuerdan los autores, obligan a pararse a pensar, y logró generar 73,8 caracteres, casi 15 palabras, por minuto, superando con creces el anterior récord de composición libre fijado en el estudio de 2017.

Los autores también destacan que la tasa de error al copiar frases se situó en un fallo por cada 18 ó 19 caracteres intentados, mientras que para la composición libre fue de en torno a uno por cada 11 ó 12 caracteres.