El sur de Estados Unidos, de Florida a California, se ha convertido en el epicentro del coronavirus en el país y sus autoridades locales amenazan con imponer nuevas restricciones.
Casi cuatro meses después de reportar su primera muerte por COVID-19, Estados Unidos se enfrenta a una profunda crisis sanitaria a medida que más jóvenes contraen el virus y los expertos advierten que la situación es crítica.
Más de 35,900 casos se registraron en las últimas 24 horas, según un recuento de la Universidad Johns Hopkins, en el que estados muy poblados como Florida, Texas y California reportaron récords diarios.
En total, 2,3 millones de personas han contraído la enfermedad en la mayor economía del mundo, con casi 122,000 muertos.
El inmunólogo en jefe de la Casa Blanca, Anthony Fauci, dijo que esta nueva oleada de casos era «preocupante» y que «las próximas dos semanas serán críticas».
Los dos primeros epicentros de la pandemia en el país, Nueva York y Nueva Jersey, así como el vecino estado de Connecticut, decretaron el miércoles cuarentena obligatoria para quienes viajen desde los nuevos focos nacionales.
Texas, uno de los estados más agresivos en la reapertura a principios de junio, reportó el martes un récord de 5,489 nuevos casos diarios y ahora un preocupado gobernador Greg Abbott dijo que ante la «desenfrenada» propagación del virus, el lugar «más seguro» era quedarse casa, y que de ser necesario salir, se recomendaba el uso de la mascarilla.
«Si no somos capaces de frenar la propagación en las próximas semanas, tendremos que reevaluar el grado de apertura de los negocios», dijo al canal local de NBC. «Si no se contiene… estará completamente fuera de control».
«Ahora está claro que Texas no es inmune a COVID-19», añadió este responsable aliado del presidente Donald Trump, quien se ha felicitado por su parte por el «gran trabajo» hecho por su gobierno para contener el virus.