«Si bien las recomendaciones pasan por revisiones periódicas pasados los 40 años, más de la mitad de los hombres de entre 30 y 50 años asegura no haber visitado nunca al urólogo. Y aunque se ha avanzado mucho en este aspecto en materia de prevención, aún queda mucho trabajo de concienciación por hacer», ha explicado el urólogo en la Unidad de Salud del Varón de IVI Madrid, el doctor Carlos Balmori.
A pesar de que los problemas de fertilidad de origen masculino suponen un 30 por ciento del total, los resultados de la encuesta muestran que los hombres reconocen estar poco informados sobre estos, y tienden a relacionarlos con factores ligados a hábitos y estilo de vida como el estrés, la obesidad, el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol, y en «mucha menor medida» cuestiones relacionadas con la salud.
Casi un 68 por ciento de los hombres asegura saber «poco o nada» sobre la gonorrea, que puede llegar a bloquear los epidídimos, dificultando o no permitiendo que los espermatozoides alcance el óvulo.
Otro 73 por ciento ha afirmado que «no ha oído hablar» de la eyaculación retrógrada, que ocurre cuando el semen no sale expulsado durante la eyaculación, dirigiéndose hacia el interior de la vejiga y dificultando la fecundación.
En el caso de la epidimitis, casi un 83 por ciento de los hombres tampoco conoce esta inflamación del epidídimo, que da lugar a problemas de fertilidad y que está relacionada con otras ITS como la clamidia y la gonorrea.
El 84 por ciento de los encuestados tampoco conoce la orquitis, que ocurre cuando uno o ambos testículos se inflaman, pudiendo dar lugar a atrofia testicular o infertilidad, y puede estar causado por bacterias o virus; además, suele guardar relación con la gonorrea o la clamidia.
El estudio muestra un perfil «claro» de hombres que sí acuden al urólogo de forma anual, encontrándose en este grupo aquellos a los que les preocupa tener problemas para tener hijos en un futuro (50 por ciento) o que se han sometido previamente a alguna técnica de reproducción asistida (34 por ciento), seguidos de aquellos que tienen pareja (24 por ciento).
«Es normal que exista más concienciación entre aquellos que tienen inquietudes más concretas, más allá de una consulta rutinaria al uso. Luego, por otra parte, la figura de la pareja es una gran prescriptora a la hora de incitar a acudir a revisiones periódicas, y en el caso de parejas hombre-mujer, suele ser muy habitual verlo en consulta porque a ellos les cuesta más acudir por sí mismos», ha subrayado el doctor Balmori.