El equipo de investigación Liver4Life en Zúrich, están trabajando en nuevas formas de mantener viables los órganos donados sin el empleo de frío extremo, por lo que utilizarón una máquina de perfusión para mantener vivo un hígado humano durante tres días.
Los médicos implantaron el hígado en un paciente humano, que ahora, un año después del procedimiento, se encuentra bien.
El trasplante de órganos es un procedimiento médico muy complicado. El órgano tiene que ser compatible con el receptor, y el proceso también implica mover un órgano vivo de la persona donante al receptor y mantener el órgano en buen estado de funcionamiento hasta la cirugía.
El método tradicional de trasladar órganos para trasplante implica almacenarlos a una temperatura muy baja. Sin embargo, este proceso tiene un límite de tiempo y puede dañar los tejidos de los órganos.
El hígado puede conservarse en frío entre 8 y 12 horas. Según investigaciones anteriores muestran que un tiempo prolongado de isquemia fría puede perjudicar el trasplante de este órgano. Otras investigaciones encontraron que el tiempo de isquemia fría prolonga la estancia hospitalaria del paciente después del trasplante.
Los investigadores están estudiando las máquinas de perfusión como método alternativo para almacenar órganos fuera del cuerpo. La máquina imita las funciones del corazón y los pulmones del cuerpo, bombeando sangre y oxígeno al órgano.
Además, los profesionales médicos administran un cóctel de hormonas y nutrientes al órgano, tal como lo recibirían los intestinos y el páncreas en el cuerpo.
El Prof. Pierre-Alain Clavien, presidente del Departamento de Cirugía Visceral y Trasplante del Hospital Universitario de Zúrich (USZ) Suiza, y autor principal de este estudio, dijo que la máquina de perfusión conserva un injerto hepático, no por unas pocas horas, sino por varios días.
«Esto hace posible transformar el trasplante de hígado de una operación de emergencia a una electiva», explicó. «En segundo lugar, ese tiempo prolongado en la máquina de perfusión permite un tratamiento en profundidad del hígado antes del trasplante, lo que hasta ahora no era posible».
«Hay muchas formas en las que se puede utilizar la máquina de perfusión», añadió el Prof. Clavien. «El objetivo principal es tratar a los pacientes ofreciéndoles un buen injerto o incluso un segmento de hígado regenerado para autotrasplante después del tratamiento. [También es] muy interesante la posibilidad que ofrece esta plataforma para estudios toxicológicos sin necesidad de probar en humanos».
En cuanto a los próximos pasos en esta nueva tecnología, el profesor Clavien dijo que su equipo está planificando actualmente un ensayo clínico multicéntrico para el trasplante de injertos de hígado conservados a largo plazo en su dispositivo de perfusión.
También cree que la tecnología de la máquina de perfusión algún día podría usarse para otros órganos. «Esta tecnología es teóricamente apta para todos los órganos trasplantados hoy en día, aunque habría que hacer algunos ajustes en el circuito», explicó Clavien.
«En particular, también estamos interesados en la perfusión del riñón y el útero, que ya ha demostrado ser factible en nuestros experimentos preclínicos», agregó.
MNT también habló con el Dr. Robert S. Brown, Jr., Profesor Distinguido de Medicina Vincent Astor y jefe de la División de Gastroenterología y Hepatología de Weill Cornell Medicine, sobre este estudio.
Dijo que la perfusión mecánica de órganos tiene un enorme potencial para aumentar la cantidad de órganos disponibles para trasplante:
«Estas largas duraciones realmente ofrecen la posibilidad de tomar un órgano que funcionaría, pero nadie confía en que funciona, y aumenta la confianza en que funcionaría. Y una capacidad futura para tal vez incluso manipular el órgano con medicamentos o una futura terapia génica para luego tomar órganos no trasplantables y hacerlos trasplantables».
«Esto tiene el potencial de tener un gran impacto en el paciente en términos de aumentar el acceso a los órganos al hacer que haya más órganos disponibles para trasplantes y aumentar la calidad de los órganos al tomar órganos previamente no trasplantables y hacerlos trasplantables, u órganos marginalmente trasplantables y convertirlos en buenos órganos», agregó el Prof. Brown.
«Yo vería esto como una emocionante prueba de concepto que necesita más validación, pero si se valida sería un gran paso adelante».
Con información de Medicina y Salud Publica