Una mujer española que vive con VIH ya lleva más de 15 años con carga viral indetectable sin tomar medicación, un caso similar al de “la paciente Esperanza” en Argentina. Este caso de control espontáneo del virus será presentado en 24ª edición de la Conferencia Internacional del Sida, que se realiza en Montreal, Canadá.
El caso de la mujer, cuya identidad se preserva en anonimato pero ya es conocida como “la paciente de Barcelona” fue estudiado por médicos del Hospital Clínic, de esa ciudad.
“Esta señora lleva más de 15 años sin medicación. Después de haber estado un periodo corto de tiempo con ella, controla totalmente el virus del sida y esto tiene una vertiente muy importante: hemos podido averiguar cuál es el posible mecanismo que lo permite”, anunció durante una conferencia de prensa en la capital catalana el doctor Josep Mallolas, jefe de la Unidad de VIH-SIDA del Clínic.
A pesar de los avances para el control del VIH aún no se encontró una cura. Los antirretrovirales son efectivos para suprimir la replicación viral pero el VIH persiste en reservorios y se recupera después de suspender el tratamiento. Existen muy pocas excepciones a esta regla: unas pocas personas a las que se les llama “controladores postratamiento” son capaces de mantener a raya el virus después de que se les retire la medicación. Además, también existen los llamados “controladores de élite”, que logran lo mismo a pesar de no haber iniciado la terapia antirretroviral. Estos también son escasos: menos del 1% de los infectados.
Pero según informó el diario español El PAÍS, la “paciente de Barcelona”, no pertenece a estos dos colectivos, ya que fue diagnosticada en 2006 con una infección aguda, algo que no es típico de ninguno de ellos. Esta mujer fue incluida en un ensayo clínico dirigido por José M. Miró que buscaba saber si se podía reforzar el sistema inmunitario para que este controlara la replicación viral.
De una cohorte de pacientes, un grupo recibió solo antirretrovirales y el otro recibió una serie de tratamientos inmunomoduladores adicionales, incluido un inmunosupresor, la ciclosporina A. “Tras nueve meses desde que le interrumpieron el tratamiento, esta paciente dejó de tener carga viral detectable del VIH en plasma”, describió la doctora Núria Climent, investigadora del grupo Sida e infección por VIH del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), durante una entrevista entre varios miembros del equipo médico y EL PAÍS.
De hecho, esta mujer fue la única de los 20 individuos que reaccionó así. “No rebotó el virus, y no ha rebotado durante 15 años y más de 50 analíticas de carga viral; no es que a veces pudiera tener alguna pequeña presencia de bajo nivel. Siempre ha sido indetectable”, completa Miró.
Los investigadores también confirmaron que sus linfocitos T -agentes clave del sistema inmunitario- son susceptibles a la infección por el VIH, lo que sugiere que otras poblaciones celulares de la sangre bloqueaban la infección y podrían contribuir al control de la enfermedad.
La novedad es que los investigadores han caracterizado las dos poblaciones de células que consiguen controlar el VIH: las células “natural killer” (NK), que forman parte del sistema inmune innato y constituyen la primera línea de defensa frente a diferentes patógenos; y los linfocitos T CD8+, que juegan un papel clave en la defensa de las células frente a virus y bacterias.
“Comparado con otras personas, la paciente tiene niveles muy altos de estas dos poblaciones que pueden estar bloqueando el virus y destruyendo células infectadas”, ha destacado la investigadora del Grupo Sida del IDIBAPS Núria Climent.
A partir de ahora, el objetivo de los investigadores es descifrar con todo detalle el modelo de éxito del sistema inmunológico de esta paciente, de la que no ha trascendido ningún detalle por petición expresa de la misma, para determinar si es posible replicarlo en otros afectados, lo que sería un paso de gigante en el control de la gran pandemia de la segunda mitad del siglo XX.
En el seguimiento del caso y el estudio de los mecanismos han participado investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS, la Universidad de Barcelona, el CIBERINFEC, el Hospital Germans Trias de Badalona y el Instituto de Salud Carlos III.