AGENCIA EFE-El estudio en el que, entre otras entidades, ha participado la Universidad de Barcelona, muestra, a través de análisis genéticos, que la relación entre la endometriosis y las experiencias traumáticas es independiente de la predisposición genética a padecer esta enfermedad.
La endometriosis, que afecta en el mundo a 190 millones de mujeres en edad reproductiva , es una enfermedad en la que el endometrio -tejido que se forma cada mes dentro del útero y que si no hay fecundación se elimina mediante el sangrado menstrual- crece fuera de su lugar habitual, que es el interior del útero.
Nuevos hallazgos sobre los tipos de eventos traumáticos
Los traumas psicológicos ya se habían asociado con la endometriosis pero había poca información sobre el papel del tipo de trauma y la predisposición genética, según explica la primera autora del estudio, publicado en la revista JAMA Psychiatry, Dora Koller.
El estudio descubre los mecanismos genéticos compartidos que asocian la endometriosis con el trastorno de estrés postraumático y otros tipos de experiencias traumáticas.
Pero también proporcionan nuevos conocimientos sobre cómo los diferentes tipos de eventos traumáticos se asocian con la enfermedad, tal y como señala Koller, investigadora del Departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la Facultad de Biología de la UB.
Más probabilidades
La investigación se ha basado en análisis observacionales y genéticos de 8.276 mujeres con endometriosis y 240.117 pacientes de control, inscritas en el UK Biobank, una base de datos biológicos del Reino Unido.
Y muestra, según Koller, que las mujeres con endometriosis tenían más posibilidad de tener ciertos experiencias traumáticas en comparación con las sanas.

Por ejemplo, tenían una probabilidad un 17 % mayor de haber presenciado una muerte súbita, un 16 % más de haber sufrido una agresión sexual en la edad adulta, y de un 36 % más de haber recibido un diagnóstico que amenazara su vida.
Para explorar la conexión entre los diferentes tipos de trauma, los investigadores realizaron un análisis de clase latente, una herramienta de investigación que desentraña grupos ocultos en un conjunto de datos, subraya la UB
Así, un mayor número de casos de endometriosis se podían relacionar con traumas emocionales, físicos y sexuales.
El procedimiento
Los análisis genéticos de la investigación consistieron, principalmente, en un estudio de asociación del genoma completo (GWAS) de la endometriosis y de la interacción entre los eventos traumáticos y el riesgo poligénico de la enfermedad.
Se trata de un enfoque que evalúa el impacto combinado de múltiples variantes genéticas en el desarrollo de una enfermedad, en lugar de centrarse en un solo gen.
La importancia de evaluar la salud física y mental
Los resultados de estos análisis han revelado que la enfermedad se correlaciona genéticamente con varias situaciones asociadas al trauma, siendo la evidencia más sólida la vinculada con el trastorno de estrés postraumático y el maltrato infantil.
Los vínculos identificados entre la endometriosis y los eventos traumáticos coinciden con un estudio anterior del mismo equipo de investigación que relacionaba la enfermedad con la depresión, la ansiedad y los trastornos alimentarios.
Por todo ello, los hallazgos ponen de relieve la importancia de evaluar la salud física y mental de las pacientes con endometriosis.

Será necesario confirmar los resultados en otras cohortes, pero sugieren que se pueden diseñar programas de detección temprana teniendo en cuenta no solo factores genéticos, también antecedentes de traumas físicos u otros factores de riesgo.
De esta forma ayudaría a indentificar y tratar la enfermedad de manera más integral y efectiva, según los autores.
En el trabajo también ha participado Marina Mitjans, investigadora del mismo departamento, del Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB), del Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) y del área de Salud Mental del CIBER (CIBERSAM).
El resto de los autores forman parte de la Universidad de Bergen (Noruega), el Instituto Karolinska (Suecia), la Universidad de Oxford (Reino Unido), la Harvard T.H. Chan School of Public Health (Estados Unidos) y el Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos).