Santo Domingo- El doctor Pedro Marte, pediatra – neonatólogo y secretario general de la Sociedad Dominicana de Pediatría ha disertado sobre puntos importantes para tener en cuenta en el manejo de COVID-19 en madres de recién nacidos para evitar contagios y complicaciones médicas.
El doctor informó que en la actualidad se sabe que la tasa de transmisión del virus que causa el COVID-19 a niños es baja, y no hay evidencia de transmisión en el útero de las madres a los recién nacidos. Sin embargo, el virus SARS-CoV-2 puede causar enfermedades graves entre los neonatos, ya que su sistema inmunológico inmaduro deja los recién nacidos vulnerables a otras infecciones virales respiratorias graves.
Como consecuencia, el doctor Marte abogó por incrementar las precauciones al manejar parturientas enfermas de COVID-19, en particular por la posibilidad de que se presente la necesidad de administrar reanimación neonatal.
“Cuando el entorno físico lo permita, los recién nacidos deben separarse al nacer de madres con COVID-19, siendo necesario informar adecuadamente a las madres enfermas de COVID-19 del riesgo de contagio a sus recién nacidos y de las formas en que dicho riesgo puede reducirse”, recalcó el doctor; “sin embargo, el SARS-CoV-2 no se ha detectado en la leche materna hasta la fecha, por tanto las madres con COVID-19 pueden proveer de leche materna a sus hijos, que será administrada por cuidadores no infectados hasta que las madres sean dadas de alta”.
El especialista recomienda que los bebés nacidos de madres con COVID-19 se hagan las pruebas de contagio a las 24 horas y, si aún está en el centro de nacimiento, a las 48 horas después del nacimiento.
“Todo recién nacido enfermo de COVID-19 o en riesgo por la imposibilidad de hacer la prueba de infección debe ser sujeto de seguimiento ambulatorio o remoto”, declaró el doctor, quien insistió en que la madre enferma de COVID-19 debe mantenerse a más de seis pies del recién nacido, acercándose solo en casos imprescindibles y siempre usando máscara e higiene de manos. Estas medidas deben tomarse hasta que remita la fiebre de la madre por 72 horas seguidas sin antipiréticos y hayan pasado al menos siete días desde la aparición de los síntomas.