Los cálculos renales no solamente son dolorosos, sino que también conducen a complicaciones graves que pueden requerir hospitalización y hasta cirugía. Lo positivo es que los cálculos renales son prevenibles y esa prevención puede ser tan sencilla como ingerir los alimentos correctos.
Se calcula que 1 de cada 10 personas sufrirá de cálculos renales en algún momento de su vida. El Dr. Ivan Porter II, nefrólogo de Mayo Clinic, explica cómo adoptar un método alimentario que evite los cálculos renales.
Con los cálculos renales, lo más importante es pensar que son prevenibles, un plan sólido de prevención incluye considerar el tipo de alimentos que uno ingiere. El Dr. Porter dice que las frutas y las verduras con alto contenido de agua, como los pepinos, los tomates y la sandía, por naturaleza también tienen citrato.
«Estos alimentos inhiben naturalmente los cálculos y pueden formar parte de la prevención a fin de impedir que en el futuro se formen cálculos renales», comenta el Dr. Porter.
También es importante pensar en lo que no se debe comer.
“Simplemente, se sabe que la proteína de origen animal está relacionada con mayor riesgo para cálculos renales. Una manera de evitar la producción de más cálculos es limitando la ingesta de carne a cantidades menores”, señala el Dr. Porter.
Algunos alimentos, como las espinacas y el ruibarbo, tienen niveles altos de oxalato y deben evitarse también.
Los cálculos renales son depósitos duros de minerales y sales que se forman en el interior de los riñones. Se producen cuando la orina contiene más sustancias que generan cristales, como calcio, oxalato y ácido úrico, de lo que el líquido en la orina puede diluir.
Los cálculos renales pueden presentarse por diversas causas, como la alimentación, que cumple una función importante en la formación de estos cálculos. Tener antecedentes personales o familiares de cálculos renales aumenta el riesgo, así como determinados medicamentos y afecciones médicas.
Una de las maneras más sencillas para bajar el riesgo de tener cálculos renales es beber mucho líquido, especialmente agua. Los líquidos adicionales diluyen la orina y disminuyen la probabilidad de aparición de los cálculos. Durante los meses de verano, es importante beber abundante agua para evitar la desidratación.
Ingerir alrededor de ocho a 10 vasos de agua por día, lo cual debería permitirle orinar cerca de 2½ litros. Una manera de determinar si está ingiriendo la cantidad necesaria de líquido es controlar el aspecto de la orina. Si es clara o transparente, es probable que esté bebiendo una cantidad suficiente de líquido. Evite el consumo excesivo de bebidas con azúcar o colas, ya que pueden aumentar el riesgo. Las bebidas deportivas con sodio agregado y el exceso de calcio también pueden aumentar el riesgo de tener cálculos.
“Muchos alimentos de hoja verde, que realmente son buenos para la salud, pueden afectar negativamente sobre los cálculos; pero una manera de remediarlo es ingiriendo algo que contenga calcio junto con esa comida, de modo que añadir queso a las espinacas podría ser buena idea”, concluye el Dr. Porter.