AGENCIA EFE-Los expertos del blog «Salud y Prevención», en un nuevo post, profundizan en la resonancia magnética de alto campo, uno de los avances tecnológicos contra el párkinson.
El párkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Se caracteriza por la pérdida progresiva de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra, una zona del cerebro implicada en el control del movimiento.
Tiene un impacto significativo en la salud y en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familiares y supone un gran reto para el sistema sanitario y social, al tratarse, además, de una enfermedad incurable y discapacitante, que requiere de un seguimiento multidisciplinar, y de un tratamiento individualizado.
Normalmente, el diagnóstico suele realizarse cuando la enfermedad ya está avanzada, si bien las últimas técnicas de imagen están permitiendo hoy en día adelantar ese momento y detectarla en sus fases más iniciales.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el párkinson afecta a unas 150.000 personas en España, el 0,3 % de la población total, y el 1 % de los mayores de 60 años. De media se diagnostican unos 10.000 nuevos casos al año.
“Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en la actualidad, después del alzhéimer, y se estima que se triplicará en los próximos 30 años debido, en parte, al aumento de la esperanza de vida, y a los avances diagnósticos y terapéuticos”, manifiesta el médico neurorradiólogo Juan Álvarez-Linera, jefe del Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Diagnóstico de la enfermedad de párkinson
Precisamente, destaca que en los últimos años el diagnóstico de la enfermedad de Parkinson ha experimentado notables avances tecnológicos, con la incorporación de técnicas de imagenología avanzada, como la resonancia magnética funcional y la resonancia magnética de alto campo, que han permitido una visualización más detallada de los cambios cerebrales asociados con esta patología.
“La resonancia magnética de alto campo, que nos permiten visualizar, con mayor detalle que las técnicas convencionales, estructuras relacionadas con la enfermedad de Parkinson, como la sustancia negra, los nigrosomas (áreas de la sustancia negra), específicamente de la zona compacta, donde son muy abundantes las células dopaminérgicas y la neuromelanina, un pigmento que se encuentra en las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra”, detalla el doctor.
Generalmente, el diagnóstico del párkinson es clínico, prosigue el experto de Ruber Internacional, y esto implica ver qué síntomas asocia el paciente (rigidez, temblor, alteración en la marcha o el habla, por ejemplo), al tiempo que es necesaria una evaluación detallada de su historia médica, así como un examen neurológico completo, realizado por un neurólogo especialista en trastornos del movimiento.
Así, señala este experto, cuando una persona acude al neurólogo con sintomatología, principalmente con temblor, se piden varias pruebas de imagen. La primera que se solicita es una resonancia magnética para descartar otras enfermedades que pueden simular la enfermedad de Parkinson, como lesiones vasculares.
“Cuando sí se padece la enfermedad normalmente la resonancia estructural es normal. Pero también lo es en el caso del temblor esencial, un trastorno neurológico que causa movimientos involuntarios y rítmicos de las manos, la cabeza, y otras partes del cuerpo, y que afecta a millones de personas en todo el mundo», puntualiza el doctor.
«Para discriminar entre temblor esencial y enfermedad de Parkinson -señala-se pide un ‘DatScan’, que es una prueba funcional que implica la administración intravenosa de un radiofármaco que valora la vía dopaminérgica, alterada en el párkinson, y no en el temblor esencial”, explica Juan Álvarez-Linera.
Resonancia de alto campo contra el párkinson, lo último
Según el jefe del Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Ruber Internacional de Madrid, las técnicas más novedosas, como la resonancia de alto campo, permiten identificar de manera temprana y más detallada alteraciones específicas en la sustancia negra, una zona del cerebro implicada en el control del movimiento, facilitando así la distinción entre la enfermedad de Parkinson y el temblor esencial.
En las resonancias magnéticas más avanzadas, el campo magnético es mayor de 1.5 Tesla, que es el habitual en el entorno clínico y es igual o superior a 3 Tesla. Precisamente, el Hospital Ruber Internacional ha sido el primer centro europeo en disponer de 3 Tesla de cuerpo completo para uso clínico.
“Utiliza imanes con campos magnéticos más potentes en comparación con los utilizados en la resonancia magnética estándar o convencional. Incluso en los países de nuestro entorno existen imanes de 7 Tesla que se usan ya en el entorno clínico, aunque en España todavía no los hay. A medida que el campo aumenta, el detalle es mayor y la capacidad de ver alteraciones también se incrementa. Pero con 3 Teslas se ven con suficiente nitidez los pequeños cambios en el cerebro que marcarían el inicio del Parkinson”, subraya.
«Con la resonancia magnética de alto campo obtenemos imágenes de alta resolución y mayor contraste, además utilizamos diferentes protocolos o secuencias en las que podemos modificar algunos de sus parámetros e, incluso, fusionar datos provenientes de diferentes secuencias para obtener imágenes que nos permiten ver lesiones o detalles estructurales que no eran visibles originalmente», resalta el neurorradiólogo.
Pero el facultativo subraya que el futuro del diagnóstico del Parkinson está no sólo en el uso de campos magnéticos 3 T o 7 T, sino también en la Inteligencia Artificial (IA), gracias a la cual se va a mejorar los protocolos en los campos de 3 T para `poder extraer información de una manera más fiable y eficaz.
En esta línea, el doctor Juan Álvarez-Linera afirma que, en unos años, cualquier paciente que empiece a tener síntomas sospechosos de párkinson podrá hacerse una resonancia magnética de alto campo como cribado, logrando así un diagnóstico precoz de la enfermedad.