Hoy, 13 de septiembre, se celebra el Día Mundial de la Sepsis. En 2018 se diagnosticaron un total de 1.136 pacientes en el SNS-O, con una mortalidad del 24,29%, frente a 2004 donde la mortalidad fue de un 30,19%.
La sepsis constituye una de las enfermedades mortales más comunes en todo el mundo. Esta es una de las pocas afecciones que afecta con igual ferocidad a las áreas del mundo.
La sepsis es considerada un problema de salud pública, ya que es una patología en aumento a nivel mundial que puede afectar a cualquier persona, con consecuencias más graves en las edades extremas de la vida y en personas con enfermedades crónicas o sistema inmunitario afectado. Es considerada la principal causa de mortalidad en los pacientes ingresados en el hospital. Su incidencia aumenta equiparándose o superando a otras enfermedades graves como el ictus, el cáncer o el infarto de miocardio, con la desventaja de que es una patología más desconocida y con una menor concienciación que las anteriores. Esta infección grave que causa un fallo de la función de los órganos, conlleva una mayor discapacidad residual en quien la padece y tiene una gran mortalidad, de hasta el 50 % en los casos más graves con shock séptico.