“Una de las leyendas urbanas más comunes es pensar que “el riñón duele”, explica Juan Carlos Julián. Sin embargo el cáncer de riñón se caracteriza, principalmente, por ser una enfermedad ‘silenciosa’.
“El cáncer renal es una enfermedad que normalmente no duele y, en general, no tiene sintomatologia. Muchas veces, los síntomas son comunes a otras enfermedades menores, lo cual dificulta que la persona pueda percibir que tiene una enfermedad renal”, explica.
El cáncer de riñón es invisible en cuanto a sintomatología, pero, ¿también lo es ante los ojos de la sociedad?
“Está relegado porque hasta ahora no era un cáncer muy frecuente. Ahora, sin embargo, la frecuencia de diagnóstico está creciendo”, apunta el director de ALCER.
De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) proyecta un aumento del 22 % entre 2012 y 2020.
Enfermedad creciente. Solución: diagnóstico precoz
Según la IARC, el cáncer de riñón es uno de los cánceres que más rápido está creciendo en mundo, ¿por qué?
“Probablemente tenga que ver con que la gente vive más tiempo y, conforme vive más tiempo, hay más posibilidad de que tengan un tumor en general”, considera Juan Carlos Julián.
Todavía no hay suficiente evidencia científica para determinar exactamente cuales son los factores de riesgo. Hay algunos factores como la exposición a químicos, por ejemplo, el asbesto, que tienen una relación muy definida con el cáncer de riñón”, opina.
“Una de las leyendas urbanas más comunes es pensar que “el riñón duele”, explica Juan Carlos Julián. Sin embargo el cáncer de riñón se caracteriza, principalmente, por ser una enfermedad ‘silenciosa’. “El cáncer renal es una enfermedad que normalmente no duele y, en general, no tiene sintomatologia. Muchas veces, los síntomas son comunes a otras enfermedades menores, lo cual dificulta que la persona pueda percibir que tiene una enfermedad renal”, explica.
El cáncer de riñón es invisible en cuanto a sintomatología, pero, ¿también lo es ante los ojos de la sociedad?
“Está relegado porque hasta ahora no era un cáncer muy frecuente. Ahora, sin embargo, la frecuencia de diagnóstico está creciendo”, apunta el director de ALCER.
De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) proyecta un aumento del 22 % entre 2012 y 2020.
Enfermedad creciente. Solución: diagnóstico precoz
Según la IARC, el cáncer de riñón es uno de los cánceres que más rápido está creciendo en mundo, ¿por qué?
“Probablemente tenga que ver con que la gente vive más tiempo y, conforme vive más tiempo, hay más posibilidad de que tengan un tumor en general”, considera Juan Carlos Julián.
“Todavía no hay suficiente evidencia científica para determinar exactamente cuales son los factores de riesgo. Hay algunos factores como la exposición a químicos, por ejemplo, el asbesto, que tienen una relación muy definida con el cáncer de riñón”, opina.
La Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) expone algunos de los factores principales que pueden elevar el riesgo que tiene una persona de desarrollar cáncer de riñón. Factores como el tabaquismo o la obesidad son, también, los factores de riesgos de muchos otros cánceres:
Tabaquismo: Fumar tabaco duplica el riesgo de padecer cáncer de riñón, causando alrededor del 30 % de los cánceres de riñón en los hombres y aproximadamente el 25 % en las mujeres.
Sexo: Los hombres tienen de dos a tres veces más posibilidades que las mujeres de desarrollar cáncer de riñón.
Nutrición y peso: Investigaciones han demostrado un vínculo entre el cáncer de riñón y la obesidad.
Presión arterial alta: Las personas con hipertensión pueden ser más propensas a desarrollar cáncer de riñón.
Antecedentes familiares de cáncer de riñón: Las personas que tienen familiares de primer grado con cáncer de riñón, como padres, hermanos o hijos, tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
“El reto principal frente a las enfermedades renales es el diagnóstico precoz. No solo basta con diagnosticarlo, sino que debemos afrontarlo. Hoy en día tenemos herramientas suficientes para tratar las enfermedades del riñón y evitar que progresen hasta un tratamiento de diálisis o, incluso, un trasplante”, concluye el director de ALCER.