Cada 24 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Tiroides, momento ideal para concientizar sobre la importancia de los chequeos para lograr una detección temprana.
«La tiroides es una glándula endocrina que se encuentra en la base del cuello por delante de la laringe (por debajo de la nuez de Adán) y está formada por dos lóbulos unidos en la línea media. Mediante la secreción de hormonas a la sangre es la encargada de regular el metabolismo corporal siendo fundamental para el correcto funcionamiento de todo el organismo». El médico especialista en oncología quirúrgica Eduardo Ignacio Uhrlandt (MN 103894) explicó que «el cáncer de tiroides es un crecimiento anormal y no controlado de un grupo de células tiroideas las cuales forman nódulos dentro de la glándula».
El cáncer de tiroides tiene un excelente pronóstico debido a que es poco frecuente la diseminación hacia órganos distantes (metástasis a distancia)».
Sobre quiénes pueden padecerlo, el especialista señaló que «si bien en la mayoría de los casos aparece en pacientes sin antecedentes, la historia previa de radiación en la región del cuello, la edad mayor a 40 años y el antecedente familiar de cáncer de tiroides aumenta la posibilidad de padecerlo».
«Es importante aclarar que la exposición a rayos X en forma rutinaria para el estudio de piezas dentarias, radiografía de tórax o mamografías no aumenta el riesgo de cáncer de tiroides», sostuvo Uhrlandt, quien detalló entre los síntomas más habituales para el diagnóstico «la aparición de un bulto mediante observación o palpación ya sea por el propio paciente o por su médico durante un examen de rutina». «Hay que aclarar que en condiciones normales la tiroides no se palpa o es de difícil palpación por eso suele llamar la atención alguna proliferación fuera de lo normal», agregó.
También, con el uso extendido de los métodos por imágenes (ecografía, tomografía computada y resonancia magnética nuclear) muchas veces se descubre como un hallazgo al estudiar la propia glándula u otros órganos del cuello.